mal

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El unico futuro que se avecina

Hoy están todos solos. Los veo pasar; cabizbajos por la calle.
Aquel hombre que cruzó con roja sin mirar a ninguna parte.
Aquel hombre, sabía que lo estaba observando.
Pero no hizo nada al respecto.
Él sabía que estaban todos solitarios, inintermitentes,
pero jamás le harían daño... ni él a ellos.

El mundo se dividió.
En algún momento las familias disminuyeron su volumen.
En otro, las parejas se separaron.
Ahora todos eran entes, que hacían lo que debían por instinto.
Ya no era una sociedad, sólo humanos que hacían lo suyo,
sin depender del resto, sin contribuir con nadie.
No era egoísmo, era evolución.
De hecho, la evolución siempre ha dependido de una pizca de egoísmo.
Cuando se empezaron a formar las civilizaciones,
unos pocos recibieron de lo que muchos dieron.
Y cuando estas civilizaciones se empezaron a globalizar, el humano fue egoísta con el planeta.
Intentó privarlo del agua, intentó privarlo del aire y de la capa de ozono.

Ahora que los humanos son egoístas unos con otros,
han evolucionado por completo, y están listos para morir como especie.
Ya nadie tendrá hijos, ya no es lógico darles un planeta agonizante,
y no hay amor, ni odio, ni envidia, ni curiosidad.
Sólo se envejece, día a día, y cada minutos menos corazones palpitan.

Las formas de la oscuridad

En la negra noche eterna bajo mis parpados, nada tiene forma, excepto lo que toco. Y como si fuera un lápiz de tinta imperdurable en el tiempo, con mis manos
voy pintando sin colores las formas redondas o rectángulares (pues no hay otras) de todas las cosas.
Pero se va perdiendo todo, y ya no puedo saber cómo son estas cosas, ni cuán cerca o cuán lejos están de mi.
Me siento cayendo en el más profundo abismo, pero sin caer.
Flotando en el mar de lodo más gigantesco, pero sin flotar.
Volando en el infinito universo, pero sin estrellas.
Aquí lo tengo todo, y no tengo nada.
Aquí no hay reglas, porque no hay caminos.
Pero sí estoy yo, y todos mis pensamientos, que caen como las hojas secas de un árbol en otoño, a un río que nunca las traerá de vuelta.

El sabor de la vida

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galopantes sin rumbo

como un caballo perdido en el cielo
trotando por las nubes sin dueño
me siento a pensar sentada en mi estrella
y te veo galopar sin dejar huella
¿será tu montura mi lecho
cuando caiga dormida en berbecho?

La verdad que hay en ti

Mientras apago mi cigarro. Y apago las luces, y me encuentro al fín, sola contigo, veo como tú me cubres y me proteges. La luz es malvada, solo quiere mostrarnos la "verdad". Pero esa verdad que duele, que nos hace prejuiciosos. En tu plena oscuridad noche querida, nadie puede esconderse bajo su imagen, bella o poderosa, que los hace actuar de una forma distinta a como son por dentro.
A ti te confiero todo lo verdadero... La luz al fin es sólo brillo, color, belleza... y por otro lado fealdad y mascaras. Tú sacas mi verdadera voz y de los ojos arrancas mi verdadera mirada.
Mis palabras salen a recorrer felices por el infinito espacio que abarcas, porque no tienes limites, en tu universo todos somos libres, y podemos recorrer por toda tu patria diciendo lo que queremos decir, no lo que debemos.
Al que no puede ver, le digo, que pierde la maravillosa herramienta para conocer el mundo exterior. Pero puedo envidiarle su maestría para conocer su mundo interior... más allá de imagenes o recuerdos que palpiten tanto que lo desconcentren...
Noche, en tu inmensidad me ayudas a encontrarme conmigo, y eso no lo hará una linda flor, ni una luz brillante cegando mis ojos. Porque toda la verdad, está aqui dentro y contigo.

NOCHE, de Vicente García Huidobro

Sobre la nieve se oye resbalar la noche
La canción caía de los árboles
Y tras la niebla daban voces
De una mirada encendí mi cigarro
Cada vez que abro los labios
Inundo de nubes el vacío
En el puerto
Los mástiles están llenos de nidos
Y el viento
gime entre las alas de los pájaros
LAS OLAS MECEN EL NAVÍO MUERTO
Yo en la orilla silbando
Miro la estrella que humea entre mis dedos

Beethoven y la Sinfonía de la Luna

qué le aullamos a la luna?

Me pregunto. Si somos seres nocturnos. Qué le aullamos a la Luna?
Le lloramos quizas? puede ser... nos sentimos solos, el mundo, la sociedad, están hechos para los diurnos, para los amantes de la luz.
Yo creo que va más allá.
Que nos guste la noche, es algo.
Pero que nos guste el cielo estrellado, el cielo que nos muestra su cremosa y entonces cercana Luna, es otra cosa.
Nos gusta pensar que existen otros mundos. Y lo mejor de todo, existen.
Cuando miramos las estrellas, sabemos que ese brillante tesoro siempre está ahí, para cuando nuestro lobo interno se despierta apenas oscurece.
Aullamos para llamar a otros seres nocturnos, para encontrarlos.
En nuestro propio lenguaje creamos mensajes telepáticos para todos los seres que en ese mismo momento quieran comunicarse con nosotros. Les lloramos nuestras penas, les contamos historias del cosmos.
Y para cuando pasa una estrella fugaz, recordamos libros como "El hombre ilustrado" y sabemos que es un ente brillando y viajando a la velocidad de la luz, un ser que solo se ve de noche, que recorre el universo siendo observado, viendo como miles de corazones piden deseos mientras pasa...
Aullamos a la Luna porque, como buenos felinos nos enciende en los ojos su reflejo.
Yo en lo personal le aúllo a la Luna cuando me encuentro completamente sola y nadie puede ver mi metamorfosis. Suelo decirle cosas lindas, porque me gusta. Me gusta ella y sus crateres. Me gusta ella y como le responde a mis aullidos, parpadeando incandecente, todo el resto de la noche.

El dia me da miedo

Somos seres nocturnos.
Nada más que decir.
De día todo nos parece sin sentido...
Las cosas y la gente en el día son algo que nos desespera.
Los autos, la luz, el trabajo, los estudiantes, los cajeros en el supermercado...
Mientras que la noche nos nutre de sensaciones, de luces distintas, de un humor en el cual somos protagonistas, de una personalidad despierta y prendida.
El dia no es más que las horas que debimos seguir durmiendo despues de levantarnos, la noche es cuando deberíamos estar despiertos porque es cuando todos nuestros sentidos agarran vuelo y todo nos inspira. Es el momento que todos los genios del mundo escogieron para hacer sus artes.
La noche es arte, es inspiración, es vida para los que gozamos con la pasión.
No nos pidan ser nosotros mismos durante el día. Nuestra verdadera personalidad está recién descansando. Si de verdad nos quieres conocer, tienes que hacerlo de noche.
Unicamente de noche.